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lunes, 22 de noviembre de 2010

Participación y construcción de redes



La manera en que nos movemos y fluimos dentro de la comunidad es lo que va reflejando nuestra identidad, es lo que proyectamos de la manera en que nos movemos en el mundo. El grado de participación es lo que determina el nivel de interés y de compromiso. Considerando por comunidad a un grupo de personas con un objetivo en común, que han acordado ciertos parámetros.

Así es como podemos identificar a la comunidad diseñadores, en la que lo común es compartir los mismos gustos, el mismo deseo de crear y de desarrollar estrategias que a través del diseño potencien comunidades. Entonces ¿Cuáles son las tareas que hacemos como comunidad? ¿Cuál es nuestra causa común? Mirando desde este punto, es difícil precisar, hay muchos que sólo hacen su trabajo, sin pensar en que tienen la responsabilidad de comunicar a personas y que sin lugar a dudas podrá impactar a toda una sociedad y a la humanidad completa.

Aun así hay quienes comienzan a pensar en comunidad, generando acciones concretas que pueden colaborar con el diseño global, desde aquí comienzan a desprenderse iniciativas como creación de colectivos, de actividades, de exposiciones, seminarios, charlas, revistas, sitios web. Grandes ideas, grandes deseos y grandes aportes que han dado el movimiento hasta ahora y están incitando a continuar creando. Pero ¿por qué si se generan y crean acciones no hay una respuesta? ¿Por qué los diseñadores que somos naturalmente inquietos, con necesidad de crear, de mirar, pensar y de inspiración, sólo nos quedamos frente a una pantalla?

Muchas respuestas que pueden “justificar” pero que no son la respuesta total. Un amigo de twitter me dijo que se debía a que somos trabajólicos monotemáticos, lo que comprendo desde el punto de vista de terminar lo que se empieza a hacer, pero ¿será que los diseñadores no podemos caminar y masticar chicle?, en mi opinión los diseñadores somos multitemáticos, el espíritu por excelencia es estar en varias cosas al mismo tiempo, pensando en varios proyectos, soluciones y nuevas ideas.

Otra respuesta es que generando actividades por separado y sin unión ni conversación inicial de toda la comunidad es difícil que represente las necesidades comunes, es necesario hacer más investigación sobre las inquietudes comunes, pero para esto necesitamos de la atención y disposición de todos, es imposible hacer una voz común si es que las otras voces no emiten palabra.

Las justificaciones son muchas, desde distancia, tiempo, no sentirse identificado y muchas otras más. Pero ¿qué hacemos al respecto? ¿En qué contribuyo desde mi escritorio? ¿Cómo me voy uniendo y generando sinergias con quienes interactúo diariamente?

Cómo está escrito más arriba, ya somos una comunidad porque compartimos intereses, motivaciones y miradas, tenemos avanzado un paso, el siguiente paso es el difícil, crear las interacciones, generar los espacios y habitarlos.

Entonces, ¿Qué es lo que te movería a participar y que es lo que crees que hace falta?

martes, 9 de febrero de 2010

Identidad en las comunidades 2.0 y sus redes











I. Comunidades 2.0

Las comunidades 2.0 son el gran actor de la época, con posibilidades virtuales de expansión, se han convertido en nuestros nuevos ojos, oídos y boca, nos expresamos a través de ellas, decimos lo que estamos pensando o qué está pasando.
Extensión de nuestros sentidos, mouse, teclado, pantalla, aplicaciones virtuales, post o comentarios, un nuevo lenguaje que configura el habitar en la red, pertenecer a una comunidad de interacción de usuarios, en el que el objetivo común es sólo estar en la misma red.
Las comunidades 2.0 son un proceso de comunicación entre las personas, es la capacidad de ser más allá que sólo un visitante u observador pasivo, la posibilidad de comentar, participar, manifestar un interés, encontrarse con otras personas con igual preferencia o gusto en el espacio virtual.
La preocupación por la construcción de una comunidad que utilice de manera eficiente la tecnología y la apertura a los nuevos canales de comunicación, ya era una preocupación en el año 1999, con el libro “Comunicología: de la aldea global a la comunidad global”, Mauricio Tolosa anticipó que la oportunidad que nos ofrece la tecnología actual de construir una humanidad que celebre la diversidad y que vea en el otro una oportunidad de desarrollo, podría pasar a ser una utopía nostálgica, si no ponemos atención a los procesos de comunicación entre las personas.

viernes, 5 de febrero de 2010

Definir, potenciar y construir

Desde que entran a las escuelas de diseño, una constante preocupación de los estudiantes es definir cuál es el estilo, no el propio sino que el de otros, tratando de identificarlo con algún gran diseñador, corriente ideológica, grafica o artística. El estilo es observado desde la historia del arte con las obras de grandes artistas. Esos artistas que mantuvieron un estilo propio en las diferentes áreas en las que se desarrollaron, lograron una connotación importante con la instalación de la identidad de sus obras y con la contribución que entregaban a una sociedad o grupo de personas.

El estilo del diseñador se crea y desarrolla en base a la experiencia y a la capacidad de observación. Este camino puede tener dos sendas, una es identificarse con algún artista o diseñador, inspirándose y siguiendo sus teorías. Otra alternativa es la fusión que necesita de un arduo trabajo en la identificación de rasgos lo suficientemente poderosos para mantener la identidad de culturas o corrientes y modernizarlos, en conformidad y armonía a las habilidades personales.

La declaración visual de un diseñador contemporáneo se puede identificar estableciendo una relación entre cada uno de los proyectos desarrollados, buscar una constante en el estilo aplicado y definirlo como propio. Muchas veces, esta concordancia se puede perder, al dejar de aportar y crear en los proyectos que se emprenden.

Reproducir lo que manifiesta el cliente como carencia, debilidad, fortaleza, necesidad de potenciar, resaltar o proyectar, no contribuye necesariamente a la construcción del estilo ni a obtener resultados funcionales, estéticos y con trascendencia. El desafío está en mantener la propia declaración visual, que pasa a ser nuestra identidad como diseñadores, lo que proyectamos a los clientes y lo que ellos valoran de nuestro trabajo.

La declaración o estilo del diseño es el valor desplegado en los diferentes proyectos, es la capacidad de representar las necesidades del cliente, transformarlas, fusionarlas, resolver y proponer soluciones sólidas y que marcarán un antes y después.

Definir la identidad y el estilo del diseñador son un paso en la construcción de la identidad de diseño nacional.

Mariluz Soto Hormazabal
fotografia: http://www.corbis.com/

Identidad de la Comunidad

Hay quienes aseguran que la “marca país” es un concepto que se debe crear con la finalidad de que un país sea competitivo y tenga mayor apertura a nuevos mercados, crear una representación tal como se crea un producto cualquiera, buscar cual es la potencialidad como país, cuál es la diferenciación. Pero, ¿Debemos tratar como un producto a todo una sociedad?, ¿Son parte de un producto las personas que habitan un espacio común?

La identidad de una sociedad es el retrato, el reflejo de un modo de vida, de cada ciudadano, de la interacción que tiene con la comunidad a la que pertenece, el movimiento dentro de ésta, el flujo de acciones y el modo de enfrentar injusticias, alegrías, celebrar acuerdos, luchar y unirse por una causa común.

La composición, la interacción con otras comunidades, observarla, escucharla, analizarla, internarse dentro de ellas para comprenderlas y entenderlas, son pasos que llevan a distinguir y extraer su esencia, para dar forma a una “identidad de la comunidad” desde las personas para las personas. No crearlo ni imaginarlo, sino interpretar y volcar a la comunidad en una imagen.

Esta reflexión a propósito de una conversación y posterior observación de logotipos y presentaciones presentadas por los cuatro candidatos para ser ciudad sede de los Juegos Olímpicos 2016. Admirable la capacidad de representar a toda una cultura por medio de colores, formas y composición. El guión, montaje y realización de cada presentación era la perfecta muestra de una comunidad, la forma de vida, costumbres, visiones e historia, todo montado en una secuencia de imágenes y en un logotipo que intentaba ser el rostro de los Juegos Olímpicos.

Si Santiago o alguna ciudad de Chile, se presentara como candidato, ¿cuál sería nuestra identificación? ¿Cuáles serían los recursos gráficos y comunicacionales que se desplegarían para demostrar nuestra cultura?

Mariluz Soto Hormazabal
fotografia: www.corbis.com